sábado


dispongo de todo     como cada cosa es voluptuosidad húmeda    lo es también mi palabra      Dios desparramado sobre la nada      ceniza de cerebro      la materia que crece de manera irreparable   aquí   adentro de mi propio cementerio  con los sentidos intactos      pequeños nísperos a la orilla del camino contienen toda pregunta   todo universo adentro de las cuatro semillas infinitas que conforman su estado     olor a muerte   que envuelve todas las vidas    que le siguen cortejo fúnebre sin cantos     el silencio que aqueja lo grande    lo más grande que existe     el instante   el ahora   y   ahora    lo que es lejano     una existencia ausente     desorden oblicuo   tranco amplio   gran curvatura     una parábola que se describe en redondo   tras cada paso concluido      es el sueño deseo que se ata al ser    que lame toda condición errante    una gran lágrima que se anida adentro del pecho    en la garganta    en la boca en las mano empuñadas de tierra   como eso que hiere el orden desorden a puñaladas de realidad   al abrir el sexo    el poema    o la poesía en un trazo    en un ciclo de respiración    condensando toda la vida impuesta      los otoños    que envuelven como hoja marchita al vientre desgarrándose de sequedad     entonces   es que pregunto     ¿cuál de todas las materias debo ser hoy?     porque existe un hoy   que no es un ayer   ni tampoco un mañana     no existe     no   tampoco     no existe   como no existe palabra alguna que describa realidad      existe un sueño   pero no es esto   ni aquello   un lamento lejano que trasciende el tiempo   todo el tiempo   el tiempo en el que no me encuentro     sensibilidad eléctrica     palabra traspuesta     la garganta que se revienta en un despertar     una mirada   hoy   un descaro   ahora    condición nocturna    condición ultramarina   ahora     planto los sueños futuros     hago arquitectura de los despertares desvencijados     ennegrezco toda la filosofía toda de veneno    ahora    o escupo o trago    o escupo   entonces   enveneno     herida de tiempo    la acción imaginaria     o la imagen     ¿o reflejo?      sí      no    o la imagen    o la idea que abarca  como terremoto de instintos    animalidad animal de hombre    verdadero sentido panal    pulso indeterminado     naturaleza del hecho metasíquico   que aprieta la cabeza contra toda la tierra    cavando    orillando    regando   dando forma     formas y sombras y geometría del que produce tristeza     a la tristeza     abarcando lo imposible        eso      o lo infinito   o lo imposible con palabras húmedas    ensangrentándolas       muerte de Dios     unidad misma     espiral inversa   indivisibilidad humana   belleza   o estética vista por haber cerrado los ojos    muy adentro   y haberse puesto la cabeza en los pies      orden visible   que es producto    pronta nulidad de regarse con fatalidades de higuera    adentro de todo     arquitectura etérea sin viaje    porque toda carne es sonido en mi lengua     defragmentación                          liberación                              origen

Todo lo solo


hay algo alguien que se le ha muerto, la imagen, toda la imagen de la antigüedad, entonces es cuando siente que adopta todas las formas y planta los desprecios en la tarde ahuecadora,
todo lo solo que le corresponde, todo lo ausente,
esquina de pueblo enmohecido, fotografía derruida en blanco y negro,
los planos totales del metanálisis  son la deshumanización otorgada a su búsqueda, la que sonríe porque sonríe;
sí, planta puñales con claveles dentro de las naves sin herida,
aroma de infancia ─la pólvora, el retorno mutilado de los soldaditos, grandes épicas batallas eternas─,
esconde todo entre la altura de los tallos infinitos de los claveles, honra a la muerte de la historia, que lo doblan en importancia y relato poético;
todo lo solo que le corresponde, dice, y vibran todas las materias todas porque corresponden;

no dice, patea abstracciones, pero no tiene edad angular, tampoco medida cartográfica ni fórmula estética,
no dice, ahora, rearticulación, porque toda acción corresponde a las leyes universales de Newton, así como toda caída que describe espirales de ceniza, como aquel que llama a su pasado desde el futuro innominado adentro, muy adentro suyo en recorridos de atleta en circunferencias potenciales:
la acción se puebla de acción ─dice─ y se hiere toda la idea, violentamente, con el doble filo de la ausencia;
ve, entonces, cómo las banderas se colonizan de alas con luto sobre las golondrinas, es decir, hace canto, hórrido canto, del leño caído, del roble antiguo, porque le duelen los siglos que se pudren en la inmovilidad: una imagen repitiéndose, progresando en alturas de pasado, lentamente, cayendo sin peso, con todo el albedrío sinuoso y caliente de los días sin sombra ─aquello que se destiñe de nauseas en un altar pornográfico─, una imagen reventándose en panales de hiel, sonoridad de siglo gimiendo, como si aquello afectase todo lo solo,

todo lo solo,

todo lo solo que rearticula a vivo gesto,
ignora ante todo, pero intuye su propia verticalidad ausente;

esparciéndose en los límites, delimitando sin tiempo y sin prisa, es que encuentra los caminos entremedio del sonido, que le ruge, que le desparrama los sentidos sobre sí mismo, como dos hechos que se funden y crean realidades con axiomas falaces

(─los cantos, todos los cantos de todas las aves son lo mismo, una sola lengua infinita que envuelve larvariamente, o sea, desde adentro hacia afuera, o sea, como flor de higo floreciendo─);

hay alguien algo que se le muere con todo y viaje inexplorado, tristeza terrible del que está postrado de la mente, amplias lagunas de atardecer,
los reflejos en la tierra mojada sin sexo, porque incluso los árboles guardan su sexo adentro de él, adentro de los hombres,
pero ya no es su problema el luto, aquello que desfigura siluetas orgánicamente, tampoco lo es,
no, no, tampoco, no es evidente, porque ya no es situación de otoño y todo se le ha vuelto podredumbre en el espíritu que se torna, doblando las melancolías como ganchitos débiles de duraznero, hacia adentro, hacia la sangre que se le sale cuando camina dejando huellas de agua en los rastros de los regadíos poblados de amarillos resquebrajados;

entonces, ¿qué dice?,

porque dice algo, pero no lo nombra, escribe futuro sin serlo y sin nombrarlo, repite círculos que se están redibujando fuera de todo plano aun cuando entiende que lo mojado que carga oscila sin pulso constante: inamovilidad del instante etéreo;

pero ¿qué sucede? ¿qué es lo que sucede? es decir  lo que calla  lo totalitario  es lo otro que está en otro lado

es otro el silencio