lunes

S

Te he soñado,


Otra vez


Anhelado,


                         Como siempre.

martes

Refracto

Caer como una gota en el charco de tus recuerdos
Y entro a tus aguas, me resistes, y expulsas hacia el espacio nuevamente
Como los colores los recuerdos se refractan en mi piel iluminada.


─Inhalo.


Eterno instante
Vuelvo a caer
Esta vez tu charco me envuelve.


─Exhalo,


Es mi secreto el que escuchas.

lunes

De donde se nace (Uno)

El terrible puño de tierra presiona mi corazón contra su jaula esquelética,
     Aplastándolo,
     Desangrándolo,  
     Arrasándolo,
     Desplomándolo en el vómito del que nacen los pájaros salvajes;
                                                                   Pájaros que planean sobre las nubes, y estas que luchan, encarnizadas,

Contra el Sol,
Contra la Luna y la Atmósfera,
Abrazando la tierra
Luchan enseñando su corvo bestialmente entre los dientes,
y,
luego sonríen la sonrisa rota de la victoria sobre nuestras cabezas negras y desnudas.
 
Sabiendo que su tiempo es limitado, y que morirán cuando se despeguen los labios, abriendo y liberando la bestia del vacío del adiós,

Las gotas caerán, caerán furiosamente;

Caerán llenas de rabia,
Junto a crepúsculos negros y antiguos reventarán la tierra estrellando su humedad lasciva y lujuriosa sobre el cénit de mis pupilas inertes.

 

Y de nubes heridas caen las gotas, caen al mar, el mar tremendo del olvido,

El mar de tus manos;
Manos de donde nacen las sonrisas sinceras,
Manos de donde se escuchan la respiración
Y los gemidos subterráneos,
 
Manos de donde nace la muerte de tu boca, tan frágil como las ideas y la vida misma que la muerte, recién nacida, consume…
 

 

Ciudad falsa, llena de caretas y máscaras horribles. Sus personas no son personas, son simples jaulas sucias, oxidadas y resquebrajadas; sus caras son deformes, lucen la mueca desfigurada de la no-memoria. ¿Es acaso la urbanidad muerta lo que devora el encanto que teníamos?

Estamos atrapados,
Terriblemente atrapados dentro
De nuestros cuerpos,
Jaulas sudadas de pseudolibertad…

Sin embargo,

Y sin embargo,

Es la propia existencia la que nos hace luchar, empujándonos y azotándonos contra los muros corroídos y olvidados.

Bajo mis pies la tierra húmeda corre,
     Espejando mi rostro sucio y magullado,

Desenfrenada para lanzarse al abrazo de los gusanos.

Y es mi propia mirada quien desborda sus ojos al abismo de la niebla,

el llamado desgarrado en el vientre.

viernes

El Cuarto Hombre

«Uno. Había una vez un hombre que reparaba compactadores de basuras, porque le gustaba hacer eso más que cualquier otra cosa en este mundo.


Dos. Había una vez un hombre que reparaba compactadores de basuras en una sociedad donde escaseaban materiales para la construcción. La basura debidamente compactada se utilizaba para formar cimientos arquitectónicos.


Tres. Había una vez un hombre que odiaba los compactadores de basuras, sin embargo, los reparaba para poder comprarle sedantes a su esposa.


Cuatro. Había una vez un hombre que al rearticular los compactadores de basuras que tanto odiaba, creó una máquina que…»