Como siempre.
lunes
martes
Refracto
Y entro a tus aguas, me resistes, y expulsas hacia el espacio nuevamente
Como los colores los recuerdos se refractan en mi piel iluminada.
─Inhalo.
Eterno instante
Vuelvo a caer
Esta vez tu charco me envuelve.
─Exhalo,
lunes
De donde se nace (Uno)
El terrible puño de tierra presiona mi corazón contra su jaula esquelética,
Aplastándolo,
Desangrándolo,
Arrasándolo,
Desplomándolo en el vómito del que nacen los pájaros salvajes;
Pájaros que planean sobre las nubes, y estas que luchan, encarnizadas,
Contra el Sol,Contra la Luna y la Atmósfera,Abrazando la tierra
Las gotas caerán, caerán furiosamente;
Y de nubes heridas caen las gotas, caen al mar, el mar tremendo del olvido,
Ciudad falsa, llena de caretas y máscaras horribles. Sus personas no son personas, son simples jaulas sucias, oxidadas y resquebrajadas; sus caras son deformes, lucen la mueca desfigurada de la no-memoria. ¿Es acaso la urbanidad muerta lo que devora el encanto que teníamos?
Sin embargo,
Y sin embargo,
Es la propia existencia la que nos hace luchar, empujándonos y azotándonos contra los muros corroídos y olvidados.
Bajo mis pies la tierra húmeda corre,
Espejando mi rostro sucio y magullado,
Desenfrenada para lanzarse al abrazo de los gusanos.
Y es mi propia mirada quien desborda sus ojos al abismo de la niebla,
el llamado desgarrado en el vientre.
viernes
El Cuarto Hombre
«Uno. Había una vez un hombre que reparaba compactadores de basuras, porque le gustaba hacer eso más que cualquier otra cosa en este mundo.
Dos. Había una vez un hombre que reparaba compactadores de basuras en una sociedad donde escaseaban materiales para la construcción. La basura debidamente compactada se utilizaba para formar cimientos arquitectónicos.
Tres. Había una vez un hombre que odiaba los compactadores de basuras, sin embargo, los reparaba para poder comprarle sedantes a su esposa.
Cuatro. Había una vez un hombre que al rearticular los compactadores de basuras que tanto odiaba, creó una máquina que…»