El terrible puño de tierra presiona mi corazón contra su jaula esquelética,
Aplastándolo,
Desangrándolo,
Arrasándolo,
Desplomándolo en el vómito del que nacen los pájaros salvajes;
Pájaros que planean sobre las nubes, y estas que luchan, encarnizadas,
Contra el Sol,Contra la Luna y la Atmósfera,Abrazando la tierra
Las gotas caerán, caerán furiosamente;
Y de nubes heridas caen las gotas, caen al mar, el mar tremendo del olvido,
Ciudad falsa, llena de caretas y máscaras horribles. Sus personas no son personas, son simples jaulas sucias, oxidadas y resquebrajadas; sus caras son deformes, lucen la mueca desfigurada de la no-memoria. ¿Es acaso la urbanidad muerta lo que devora el encanto que teníamos?
Sin embargo,
Y sin embargo,
Es la propia existencia la que nos hace luchar, empujándonos y azotándonos contra los muros corroídos y olvidados.
Bajo mis pies la tierra húmeda corre,
Espejando mi rostro sucio y magullado,
Desenfrenada para lanzarse al abrazo de los gusanos.
Y es mi propia mirada quien desborda sus ojos al abismo de la niebla,
el llamado desgarrado en el vientre.
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