jueves

(Tres)

(Los pájaros no son para ti, no los mereces)

Crepúsculos paridos de nubes tronchadas me observan:
YO SOY quien viaja lentamente en el firmamento
plantando de estrellas el universo;
Caen de mis manos
Olvidadas,
Tristes, furiosas como lágrimas heridas y apuñaladas por el maldito amor del profundo mar, el mar que funciona de descanso a mi cansancio y aburrimiento.

Paso a paso dejo recoger por Otros mis memorias marchitas, las observan como bichos raros, y las revientan, pateándolas, porque les temen.
Y veo como planean los pájaros, deshaciéndose de sus recuerdos abatidos, y caen en forma de plumas destellantes,
Tremendamente cadavéricas y muertas;
Y el mar, amante y violador de la arenisca y las rocas antiguas, embate
Una
Y otra
Y otra vez su celda eterna buscando quebrar su destino.

Somos ancianos que brindan su muerte,
Celebramos el no tener que vernos más.
Celebramos al hombre que yace muerto en aquel rincón olvidado de sus memorias,
memorias repletas de soledad,
Abandono, abandono
Vino
y Mujeres.

Siento que hablo
y gesticulo
y grito
y degüello mi garganta,
Y, sin embargo,
Tú te tragas todos mis intentos desesperados, y hasta ahora fallidos, riendo
─Un instante llueve sobre mis ojos y párpados inertes─
Y la boca que habla deshabita de sí misma sus habitantes lujuriosos quedando abandonada,
Colmada de silencio,
Eterno silencio de sepulcros.
¿Quién me ha arrebatado la lengua, cortándola, mientras sostenías el sollozo de mis manos con tus gestos cariñosos?
Ahora sangro,
Sangro desde las profundidades un Pensamiento:
Sangro un Sol desgarrado a la mitad por tus dedos y uñas.
Chorreo de sangre mi rostro y mis manos,
y me desangro,
¡¡¡ME DESANGRO Y NO MUERO!!!
Inundo de mí las calles grisáceas, las vuelvo rojas, sanguinolentas, pestilentes con el vómito de vísceras palpitantes.

Y clamo tu nombre,
lo clamo y lo clamo
lleno de angustia, cayendo de rodillas sobre mi mar de ansiedad, temeroso de la niebla de mis ojos, del porvenir, temeroso de mi cuerpo débil y raquítico; y
Al llamarlo con mi dolor tremendo este se agusana y muere en mi boca deshaciéndose a la manera de velas, y Mundos, ahogadas en su propio sebo ardiente.

Así tu lengua envuelve mi infancia, mis vivencias mis recuerdos,
Haciéndolos agua entre mis dedos deshechos, memorias en el tiempo agujereado,
Pisadas en la arena bañada en la sal de tu saliva;
Y el retorno, el retorno nos devuelve a nuestra triste realidad finita… . . . (.  .  . ¡¿?!)

Me siento cansado, estafado, aburrido… . . .
Terriblemente aburrido sin rumbo, guiado sólo por mis instintos espantosos.
Naufrago en mi existencia perdida; y es la tierra quien me traga, y me traga a bocanadas tremendas, dentellando mis piernas y la muerte sacudida de mi cabeza, lentamente, tirándome de cabeza al vertedero que es mi alma.
Y la muerte trepa una vez más
a mi cabeza agusanada
Buscando cálido cobijo. . .

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