Se nublan los pensamientos, tal como los días que agonizan cada tarde en la vida, en la vida que camina ahí, en los negros cruces atestados de automóviles ciegos, ciegos, trasladando pasajeros igualmente ciegos soñando, ideando sus propias tristes vidas de vida triste encerradas, atadas a la rutina, a lo imperecedero de lo infinito que aterra y enceguece. . .
el camino yace ahí, tirado, muerto, sobre mi vista, dirigido al horizonte, hacía el horizonte de la consciencia, y emergen allí las fábricas, las lúgubres fábricas psicológicas que entristecen la tierra en la que habitan los hombres, las mujeres y los niños, los niños que cuelgan, por gusto propio, de cabeza mirando al mar, al mar impasible que observa cual bestia cómo lo sonoro del pánico se apodera de los corazones y las entrañas de los habitantes de Ventanas;
oh, Bestias!, muerden, muerden la mentira lógica de iguales Bestias Políticas: blasfemas, sarcásticas, impuras e indignas para lo que fue la pureza del cielo, como sexos abiertos, azul, azules, infinitamente azules a los sueños húmedos de moluscos negros, ya cenizos, ya melancólicos, ya tristes, irremediablemente tristes por la agonía no-natural;
bucólica Ventanas, la contaminación, la contaminación y la infame mentira dialéctica-política-capitalista corroen y muerden tus ensangrentadas entrañas!.. humean las chimeneas, humean, humean los matemáticos residuos de los hombres grises, hombres de negocios, pragmáticos, geométricos, cuadrados, hombres-mercaderes contaminando los ojos, los ojos y la mente y las manos silicosas del cansado obrero, o como pájaros, o como pájaros que les cortan las alas y sangran, sangran agua salada de sus cóncavas sangrías;
y los paseos, los Quitasoles saludando, inmensamente blancos, puros, blancos, hacia el poniente, hacia el Sol serpenteante de lo claro-oscuro del pensamiento, y los paseos de tierra-arena, inamovibles al viento del crepúsculo y a los pasos de la muchedumbre resignada, estúpidamente resignada y vendida a que le pongan precio a su agonía..; y con el vómitos del mar surgen las playas, las playas atestadas de vida, llenas de vida, de gritos, de llamados, ¡OH, VIDA!, surges, vida, desde la inconsciencia de la muchedumbre hacia la individualidad de la muerte, la agonía y muerte a la que nos condena la vida por el simple hecho de vivir. . .
─Caminas, caminas por la soleada acera de la vida, Ventanas, y de repente emergen ahí, como tallos de flores mecánicas, malolientes, macabras, lúgubres, (─cuya flor se abre marchita, horridamente marchita..─), las chimeneas cubriéndote, y cubriéndome, de ceniza el Pensamiento!..
. . . Símbolos fálicos del Progreso: a qué precio, a qué precio.. Pero a qué precio devalúan lo invaluable de lo Humano?!..
¡Chimeneas, las saludos por ser la G R I S infamia de la vida!
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